martes, 21 de mayo de 2013

Los diez ladrones de tu energía (#1)

Encontré hace alguno días este escrito que Dalai Lama compartió al mundo como Los Diez Ladrones de tu Energía y he tomado la decisión de mencionarlos, pero también extenderlos, ya que con cada uno de ellos, podría decir que si no tengo un anécdota, tengo una opinión al respecto, pero lo más importante, al menos para mí, es el hecho de compartir enseñanzas que podrían ayudarle a alguien.

"1- Deja ir a personas que sólo llegan para compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicio de los demás. Si alguien busca un cubo para echar su basura, procura que no sea en tu mente."


Todos hemos tenido diferente tipo de personas que llegan a nuestra vida, algunos nos acompañan por muchos años y otros se van quedando en el camino, porque cumplieron con la misión necesaria para un aprendizaje temporal.

Creería, que este escrito no se refiere a las personas que nos acompañan en cualquier estado emocional por el que pasemos o pasan, sino que se refiere netamente a aquellos que SOLO comparten contigo lo negativo o que tal vez su presencia al ser demasiado demandante, tiende a agotarnos, nos opaca, nos anula.

A veces las personas estamos tan enfrascados de nuestros problemas que acudimos a quien siempre nos escucha para contárselo, porque así son la mayoría de las personas, tienden a tener esa necesidad de comunicarlo, de compartirlo, y está bien. El problema, si es que hay alguno, es lidiar con las personas que sólo te buscan para eso, sin compartir contigo sus alegrías también, o en el peor de los casos, para aquellos que cree que la mala racha de problemas llegó a su puerta, que se olvidan de preguntarle a quien los escuchan un simple ¿cómo estás?

Una vez le conté a un amigo que me había pedido un consejo con respecto a su novia y después de hablar no volví a saber de él por algún tiempo, que por favor me avise también cuando las cosas están bien, porque el hecho que me tome de confidente ya me hacía parte de su problema y con eso, me preocupaba por su bienestar. Luego noté que el patrón se repetía varias veces con varias personas y comprendí, que no te hace ser un buen amigo o una buena persona aquel que se queda enganchado con los problemas ajenos, porque simplemente puedes agradecer por haberte sentido útil en el momento de necesidad, que ojalá la otra persona también agradezca de justo encontrar alguien que en ese momento pudo escucharlo y listo, se pasa la página, sin esperar una solución, sobre un tema que verdaderamente, no es tuyo, ni te compete.

Muchas veces perdí mucho tiempo de mi vida pensando en soluciones que podía brindarle a las personas que me buscaban, que inclusive había situaciones en las que cuando volvíamos a hablar él/ella ya habían solucionado su problema y yo me había quedado ahí, colgada en el tiempo, sin darme cuenta, que yo también tenía mis propias cosas por solucionar y que se las había dejado al tiempo... o al viento.

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